martes, 9 de febrero de 2010

ESA COSA LLAMADA DEJADEZ




Ayer, a eso de las 13:40 hrs. aproximadamente, en la muy transitada calle Orzán de la ciudad de A Coruña tropecé con la base de uno de esos marmolillos que por las aceras de media ciudad evitan que los automovilistas aparquen sobre ellas, y que cuándo se rompen, la dejadez de los que tendrían que repararlos convierten en un auténtico peligro para los peatones, porque la verdad es que no se ven porque casi no sobresalen del suelo, cómo el de la foto.


Esta entrada en mi blog quiere ser una denuncia hacia la dejadez, que por lo visto se ha instalado en A Coruña.


El tropezón hizo que fuera a caer de costado en el suelo. Mientras me intentaba recuperar del dolor producido por mi codo en las costillas, me percaté de dos cosas:


Una ya la conocía, la amabilidad y educación de los coruñeses. Los que había por allí lo dejaron absolutamente todo para venir a interesarse por mi, para ayudarme a levantarme del suelo.


La otra la desconocía, su cansancio por ver una y otra vez lo que ocurre cuándo se dejan las cosas sin hacer, supongo que habrán visto más de una caída allí. Me aconsejaron denunciar al ayuntamiento, es más, se ofrecieron cómo testigos si lo necesitaba.


La verdad, supongo que mi deber era en ese instante denunciar al ayuntamiento, pero me dolía demasiado el pecho, casi no podía respirar, ya que cada vez que lo hacía el pinchazo resultante me provocaba un dolor demasiado fuerte cómo para pararme en denuncias.


Iba con Dora, que me preguntó qué quería hacer, supongo que esperaría mi respuesta habitual en lo referente a ir a hospitales. Los odio, los evito, intento no aparecer por ellos... Pero el dolor era realmente fuerte, así que le pedí que me llevara al Juan Canalejo.


Ir al Juan Canalejo puede ser toda una odisea, el mismo hecho de decir, vamos allí, porque de entrada está malísimamente mal señalizado, desde luego si no conoces A Coruña, desde aquí te indico que es preferible llamar al 112 o al 061, quizá ellos sepan llegar sin perderse.


Por fin, después de dar alguna que otra vuelta de más, llegamos a la puerta de urgencias del Hospital Universitario Juan Canalejo de A Coruña, según consta en la pulsera que me colocaron nada más llegar a las 14:26 en punto.


Y comenzamos nuestra aventura épica para que me diagnosticaran... Sentado en un sillón de ruedas enanas, obligado a soportar un dolor que se hacía cada vez más intenso, decidí intentar relajarme, ¿relajarme? Se dice pronto... pero de algo tenía que servirme llevar tantos años haciendo meditación... Busqué un momento agradable en mi memoria, un momento de plenitud total y absoluta, comencé a respirar muy lentamente con el bajo vientre, inspirando suavemente, expirando muy lentamente, casi llego a ese punto entre el sueño y la vigilia, casi... Me dio tiempo a quedarme atontado completamente, puede que dormido, no lo sé, no lo recuerdo.


Según el documento que me han dado para que le entregue a mi médico de cabecera, me atendieron por vez primera a las 15:22 hrs.


Tras un reconocimiento exhaustivo por una joven doctora que decidió que debía hacerme una placa de rayos para determinar si había o no fractura, fisura, o similar, y tras suministrarme una ampolla de Nolotil para calmar el dolor. Una celadora me llevó a la puerta de rayos...


Rayos Equis o el aparcamiento de los enfermos, así podría titularse cualquier informe hecho por un observador objetivo...


A las 17.00 aproximadamente por fin conseguí que me hicieran una simple radiografía, que ni fue AP, ni fue Lateral, sino una mezcla de ambas (y de esto sé un rato...) Tras la radiografía, volví al pasillo, a esperar a que el celador de turno comprobara si la radiografía había salido bien, o había que repetirla.


Nunca le he deseado mal a nadie, pero no estaría nada mal que tratasen a los gestores de nuestra sanidad cómo nos tratan a los demás cuándo tenemos el infortunio de tener que ir al Hospital, supongo que algo cambiaría...


A las 17:30 por fin apareció alguien que necesitaba sitio en aquél extraño aparcamiento de pasillo y espera, en el que poco antes había estado una señora quejándose de que llevaba allí 4 horas y necesitaba ir al aseo, mientras uno tras otro todo el personal sanitario que pasó por allí le dijo que aguantara...


De vuelta a la sala de espera nos encontramos al menos a tres personas con roturas de huesos, esperando a que les miraran siquiera... Sé lo que duele un hueso roto, a lo largo de mi vida me rompí alguno que otro.


Mientras esperaba a que me dieran un diagnóstico no entendí cómo demonios estaba planificado aquél servicio de urgencias, qué regía el hecho de que personas que aparentemente no tenían nada, que estaban por allí de cháchara, sonriendo, caminando, pasaran a una de las dos consultas que todo lo tratan ante que otras personas que llevaban huesos rotos, no entendía que tipo de gestor neurótico es el encargado de dirigir la urgencia, que ante todo, y bajo cualquier punto de vista, debe tratar primero lo más urgente, y después lo menos urgente ¿o no?


En un momento determinado pensé en marcharme de allí sin un diagnóstico, al fin y al cabo yo no estaba tan mal, eran ya las 19:45 hrs. y Dora llevaba de pie desde que llegamos a las 14:26, casi no habíamos desayunado, no habíamos comido, y por la pinta que tenía aquella sala, no cenaríamos tampoco.


Por fin, apareció la joven doctora que me atendió la primera vez, habló conmigo en el pasillo, me dio un diagnóstico, y el documento para el médico de cabecera, así cómo algunas recetas para el dolor, me dijo que tendría que guardar reposo y que en dos semanas se me pasaría.


Cuándo por fin salíamos del aparcamiento del hospital, mientras pagábamos los 8,05€ de haber tenido el coche allí desde que llegamos hasta entonces, leí el documento, y me quedé a cuadros.


Al final del documento pone:


Hora del Alta: 18:30


Pensé en volver, pedir una explicación sobre la diferencia de horas, si salimos de urgencias a las 20:00 hrs., si desde aquél pasillo en el que la joven doctora habló conmigo hasta el aparcamiento sólo hay excasos 50 m ¿qué había sucedido con aquellas horas? También pensé en poner una reclamación... y recordé una vez que puse una en el Hospital Universitario de Sevilla, recibí una respuesta tres meses más tarde, y non sirvió para nada de nada...


Sé que la sanidad en España está fatal, sé que lo único que queda a veces es aguantar y esperar, toca "joderse", lo que no entiendo es que un sistema que puede mejorarse no se mejore.


Probablemente los tiempos bajarían bastante si quién te recibe en la puerta de urgencias no está más interesada en charlar con sus compis de trabajo que en saber qué te ocurre.


Probablemente los tiempos de espera que los enfermos tienen que soportar, bajarían si en vez de haber dos consultas para todo, esas consultas estuvieran especializadas como dios manda.


Seguramente los tiempos bajarían si cuándo llega una persona con un problema de huesos le viese un traumatólogo, y las radiografos tuvieran un tiempo de respuesta, los celadores entendieran que las personas no se pueden aparcar en un pasillo a la espera de... Que hablamos de personas no de maquinaria, que no se puede dejar a una señora cuatro horas en un pasillo porque simplemente no lleva acompañante...


La dejadez y la deshumanización de la sanidad es lo que me faltaba por ver. La verdad siempre supe que normalmente quiénes dirigen, mandan y son jefes suelen ser los más inútiles de entre los empleados de una empresa, y quizá tenga un pase que un director de marketing sea un negado, un dejado, pero desde luego jamás se debería consentir que un director de urgencias fuera un dejado, y menos un negado al que le importara un bledo si las personas enfermas que aparecen por el servicio que dirigen, pasan medio día para tener un simple diagnóstico.